Yo soy

Me llamo Jose Mari Sarasola, y me considero un eterno explorador de la vida y del alma. Desde siempre, he sentido una profunda curiosidad por descubrir quién soy y hacia dónde voy. Esa incertidumbre, lejos de ser un obstáculo, se ha convertido en el motor que impulsa mi camino.

Mi compañera inseparable es mi mente, esa amiga que nunca me deja solo y que me invita constantemente a reflexionar, aprender y crecer.

Mi propósito es acompañarte en tu propio viaje de autodescubrimiento. Creo firmemente que la conexión con nuestra esencia, con nuestra alma, es la clave para liberar bloqueos y encontrar equilibrio en los aspectos físico, emocional, energético y espiritual.

A través de mis terapias y talleres, como “Conoce tu Ser” y “Acompañando a tu Ser”, busco crear un espacio donde puedas reconectar contigo mismo y con la vida.

Más allá de mi trabajo, soy alguien que disfruta de las pequeñas cosas: una conversación profunda, un momento de introspección o simplemente dejarme sorprender por lo que la vida tiene preparado. Mi misión es inspirar, acompañar y ser un puente hacia el bienestar y la autenticidad. Si estás listo o lista para descubrirte, aquí estoy, dispuesto a caminar contigo.

 

 

TERAPIAS

Conexión con tu alma

El pilar de mis terapias es conectarme con el alma de la persona y ver su estado físico, energético, emocional y espiritual. Le dejo a la vida que observe y analice cuál es el punto a liberar. Para ello utilizo diversas herramientas, guiado por lo más básico, el sentir.

Crisis tras crisis

Confío en ti

Aquel tractor cambió mi vida. Cuando era niño, un tractor me atropelló. En el hospital, la soledad llegó y me envolvió en su abrazo. Sentí ese miedo que tantos conocemos, un miedo que se apoderó de mí, un niño que aún soñaba con abrazar a su hermana por las noches. Hubo un momento en el que me sentí tan perdido que decidí aferrarme con todas mis fuerzas a la Vida, y fue entonces cuando comencé a descubrirla y a descubrirme.

La Vida, en su infinita sabiduría, me regaló un viaje transformador a la India. Allí, tumbado sobre el suelo del Taj Mahal, algo profundo cambió dentro de mí. El carpintero que era en ese entonces decidió empezar a construir, como hacen los carpinteros, pero esta vez no con madera, sino ayudando a las personas a reconstruirse por dentro, a encontrar su fortaleza y su propósito. Hubo quienes no entendieron este cambio y lo miraron con desconfianza, pero mi padre, con sus palabras, me dio la fuerza que necesitaba: “Yo sé lo que haces, confío en ti”.

Esas palabras me hicieron sentir arropado, como cuando abrazaba a mi pequeña hermana por las noches. Fue entonces cuando decidí profundizar en el autoconocimiento y dedicarme a acompañar a las personas en los momentos difíciles de la Vida.

Hoy me dedico a explorar qué hay más allá de lo que percibimos como Realidad. Me considero un acompañante de almas. Me llaman Jose Mari, pero siento que soy más que un nombre. Sigo caminando en este viaje hacia el infinito.